Cuando Estar Ocupado Es Lo "In", Como Recuperar Tu Vida Sin Perder El Glamour
Hasta hace apenas unos días jamás había cuestionado la pasional relación entre el glamour y estar ocupado. Ni siquiera sabía de su existencia. Pero al parecer, ¡viven un gran romance!
Y me enteré de esta nueva perspectiva (al menos para mí) hace poco, a través de un taller de Coaching y apoyo para mujeres que facilité a un grupo cuyas edades oscilaban entre 18 y 54 años, y que querían hablar sobre cómo obtener un mejor balance entre la vida personal y laboral, reduciendo estrés y encontrando espacios para no sentirse abrumadas con las “cosas por hacer”.
¿Suena la campana?
Estas son algunas de las frases que iniciaron la conversación: “Hace mucho que cuando me preguntan cómo estoy, sólo respondo: ‘cansada’”, “El tiempo no alcanza para nada”, “Siempre estoy agotada. El cerebro no me funciona”, “Me frustro porque al final del día me quedan mil cosas para hacer”, “Hago miles de listas de cosas por hacer y nunca las cumplo. No me da el tiempo”, “Corro de un lado al otro y nunca tengo tiempo para mí”, “Siempre soy la última de las prioridades. No puedo ni descansar”, “¿Comer sano? ¡Ni siquiera tengo tiempo para almorzar!”. “Duermo mal, el estrés por lo que tengo que hacer no me deja dormir”, “¡No tomo vacaciones hace años!”… ¿Alguna les resulta familiar?
En esa enumeración estábamos cuando una chica que se había mantenido en silencio dijo: “A mí me encanta estar ocupada. Es como sexy, como glamoroso… Los demás me perciben como ultra ‘pro’, como una mujer que está en todo. Y hoy, para destacar, hay que ser así. No me puedo dar el lujo de descansar, de relajarme y mantengo a mi familia—mis hijos—tan ocupados como se pueda, así se van acostumbrando”.
¿Dónde van nuestros aplausos?
El silencio reinó en la sala por un minuto. Y la balanza se inclinó hacia que hoy pareciera que estar bien, es estar ocupado. Mientras más ocupado suene y parezca uno, mejor. Una especie de glorificación del hecho de no tener tiempo… Aplaudimos todo aquello multitasking. Vamos por ahí contando orgullosos cuánto hace que no tomamos vacaciones o diciendo con una sonrisa, que apenas dormimos unas pocas horas por día… O que almorzamos frente “a la compu”… O que mientras manejamos respondemos emails y hacemos llamadas y hasta hacemos listas entre semáforo y semáforo de lo que vamos a comprar en el supermercado.
¿Qué tal detenernos por un momento para pensar en quiénes somos y cómo nos sentimos, dejando de lado lo que hacemos y lo que tenemos? ¿Qué tal, pensar y sentir lo que es importante y prioritario en nuestras vidas, y no, en lo que es urgente o convertimos en imprescindible?
Es cierto que el mundo actual nos plantea muchos desafíos y nos ofrece muchas actividades y posibilidades de comunicarnos…y quizás, queremos aprovecharlas todas. , pero los estudios demuestran que el estrés constante es un factor de riesgo en la causa de enfermedades e incluso en situaciones que pueden llevarnos a la muerte.
Desde esa perspectiva, creo que es bueno detenernos y no etiquetar como glamoroso o sexy nuestro agotamiento o el no tener espacios para soñar, para jugar (si, incluso los adultos) y para crear.
Ideas para navegar un mundo “ocupado”
Durante el taller compartimos ideas y evaluamos algunas estrategias que quizás te sirvan para volver a decir, la próxima vez que te pregunten cómo andas, “Estoy bien, gracias” y no, “estoy ocupado”.
- Basta de “glorificar” el estar ocupado. Está bien no estar ocupado todo el tiempo. Está bien hacer espacios para el ocio y la diversión. Está bien balancear. Está bien recargar las baterías, dormir, desconectarse cada tanto, tomar vacaciones y hacer cosas que nos alejen de las “ocupaciones”. No es sexy ni glamoroso caer exhausto por estrés. No es glorioso sufrir burnout por llevar a nuestro cuerpo y mente a un estado de agotamiento absoluto. Y sí. Está bien saberse sano, agradecido, feliz y con tiempo para poder responder: “Estoy muy bien, gracias”, sin sentirse culpable por no estar atribulado y agotado.
- Tienes opciones. Incluida la decidir cuán ocupado estás. El primer paso para una vida menos ocupada, es la decisión consciente de tener una vida más sencilla. Mayormente, determinamos nuestra agenda. Cada una de nuestras decisiones cuenta. Podemos simplificar, podemos buscar y encontrar alternativas.
- Crea espacios y recreos. Cuando estés trabajando en tu agenda –ya sea que lo hagas mensual, semanal o diariamente- incluye espacios para desconectarte, para relajarte, para recargar las pilas. Dale valor a estos “recreos” para ti mismo. Hazlo intencionalmente. Conscientemente. En tu día a día, si trabajas en una oficina, considera descansar unos minutos cada al menos, hora y media. Para para almorzar (no frente al computador o el teléfono inteligente)… en fin, toma un recreo.
- Revisa tus prioridades. ¿Qué es importante para ti en la vida? ¿Cómo contribuyes al mundo que te rodea, en lo personal y en lo profesional? ¿Cuál será tu legado? ¿Qué echarás de menos el ultimo día de tu vida: Una puesta de Sol al lado de quien amas, o correr de un lado al otro “haciendo cosas?” Haz una pausa. Hazte preguntas que cuentan.
- “Todas esas cosas”. En nuestro taller vimos que muchas actividades se generan a partir de las cosas que tenemos. Por ejemplo, casas muy grandes que hay que limpiar y ordenar constantemente, que necesitan reparaciones con frecuencia, que a su vez precisan muchas visitas a negocios para refacciones, etc. Considera la posibilidad de vivir de forma más sencilla. Quizás con menos cosas que limpiar, acomodar, organizar, mantener… Encuentra tiempo para ti y los tuyos, restándole tiempo a las cosas materiales que te rodean.
- “No, es una oración completa”. No recuerdo donde leí esa frase, pero hay que aprender a decir no. No hay obligación de asistir a todas las invitaciones que recibimos. No hay que ir a cada evento en la ciudad que ocurre en la semana. No hay que llenarse de cosas y cosas por hacer porque otros no las hacen… o porque otros las hacen (y no podemos ser menos). Revisa tus prioridades. Di no a lo que no es prioritario y crea el espacio para lo que sí es importante en tu vida.
- Deja el trabajo en el trabajo. No te lleves cosas para hacer a casa. Tu vida personal es valiosa. Realiza actividades de esparcimiento, recreativas o simplemente corta con lo laboral. Nutre tu espíritu y libera tu mente. Ese espacio puede darte mayor energía, nuevas ideas, nuevas perspectivas, para enfrentar las horas en la oficina o resolver situaciones cotidianas.
- Toma vacaciones. En Estados Unidos no hay legislación sobre vacaciones pagas, y si eres emprendedor y trabajas por tu cuenta, difícilmente piensas en dejar tu negocio “solo”. Pese a todo, haz un esfuerzo por detenerte, por tomar vacaciones. Invierte en experiencias, más que en cosas.
- ¿Quién manda a quién? Toma descansos de las computadoras y pantallas en general. Desenchúfate al menos un rato cada día. Apaga el teléfono. No revises redes sociales. Usa ese tiempo para algo creativo que te guste, o para sentarte a ver un atardecer o jugar con tu mascota, hablar con tu familia durante la cena, meditar, ir a una clase de yoga, caminar un rato… Y pregúntate si tú manejas a tu teléfono móvil o él te controla a ti…
Encuentra paz en el silencio… Reconéctate… Aprende a estar contigo, en armonía… Haz espacio para lo que es importante… Y recuerda que “el tiempo no es dinero”, porque el dinero no podrá comprarte más tiempo… Valora el tiempo que se te ha concedido en esta vida…
Niky Pauli es una "life coach" certificada por el International Coaching Community y el Sura Center. Es la fundadora de NikyCoach, que combina técnicas tradicionales de Life Coaching con modalidades de meditación o de sanación energética tales como Reiki.
Photo Credit: Painting by Tamara de Lempicka, Polish Art Deco Painter and "the first woman artist to be a glamour star", 1898-1980.